Título:
“Los niños que ya no sonríen”
Autor:
Fran Santana
Páginas:
413
Publicación:
febrero 2014 (Ediciones B)
Género:
Novela negra
El
motivo que me llevó a leer este libro fue conocer en persona a su autor y tener
la ocasión de hablar con él. Esto es algo que no suele suceder -al menos no a
mí-, lo más habitual es leer una novela y después tratar de conocer a quién la
ha escrito. Comparto lugar de residencia con el autor y un día tuve la suerte
de coincidir con él e intercambiar algunos aspectos sobre el mundo literario,
dándome él varios consejos muy valiosos. De ese modo su libro pasó a ser el
siguiente en mi lista de pendientes.
Autor
Fran
Santana -o Paco, como le llaman sus allegados-, es el autor de “los niños que
ya no sonríen”. A este albañil de profesión siempre le gustó leer, sobre todo a
Stephen King. Cuando se quedó en paro comenzó a escribir, sin más maestro que
todos los libros que había devorado a lo largo de su vida. En poco tiempo tuvo
terminada su novela y, dada la dificultad que hay hoy día para captar el
interés de las editoriales, decidió autoeditar su obra, buscando financiación
por su cuenta. No le fue nada mal vendiendo él mismo el libro y pronto varias
editoriales se fijaron en él, publicando finalmente la novela la editorial
Ediciones B.
Resumen
/ Sinopsis
La
historia transcurre en Bilbao, Etxebarri, y alrededores. Alguien se dedica a
sembrar el terror matando gente, obligando a otros a decidir quién debe morir,
acabando con la vida de personas de las formas más horribles que se puedan
imaginar… Pero detrás de todo esto hay algo mucho más trascendente que unas muertes
macabras: los niños. Ellos, los que ya no sonríen, también son los protagonistas
de esta historia, niños por los que se puede llegar incluso a matar.
Opinión
personal
Cuando
le dije a Paco que iba a comenzar a leer su libro me comentó que era duro y,
ahora que lo he terminado, tengo que darle toda la razón. Tanto es así, que
leyendo algunos fragmentos no he podido evitar que se me escapara alguna
lagrimilla. Pero si hay una palabra con la que definiría esta novela no es
“dura”, sino “intensa”. He tardado unas tres semanas en terminarla y cada
minuto que la he tenido en las manos he estado en tensión, alerta a lo que iba
a suceder. Desde la primera hoja hasta prácticamente la última suceden cosas,
se dan giros inesperados que obligan a estar muy pendiente para no perderse
nada. Es una suerte poder leer así, acabar un capítulo y querer seguir con otro
y otro más. En definitiva, engancharse a un libro, que supongo que es lo a que
gusta a cualquier lector.
Una
frase del libro que me llamó la atención, por el contexto, por lo que se siente
al leer esta historia, es: “nunca en mi vida me había sentido tan indefensa
como en ese momento”. La novela está repleta de sentimientos -no por cómo
escribe el autor, sino por lo que cuenta-, de crueldad, de gente muy mala y
gente muy buena. Pero sobre todo, este libro da sorpresas. Cuando crees que ya
no puede pasar nada nuevo, va el autor y te lanza una nueva incógnita o te
desvela un dato relevante que no esperabas. Así desde el principio hasta el
final, sorpresa tras sorpresa.
La
novela está dividida en 42 capítulos, no excesivamente largos. Esto siempre me
gusta porque prefiero poder terminar un capítulo antes de parar de leer, en vez
de tener que dejarlo a medias. Así cuesta menos reengancharse después. El
lenguaje que utiliza el autor es sencillo y fácil de comprender, aunque bajo mi
punto de vista no parece que este sea su primer libro. Quizá sea su gran hábito
lector lo que le ha dado una experiencia sin tenerla realmente, ya que la forma
en la que Paco ha escrito este libro es muy correcta, con un lenguaje elaborado,
cultivado… en definitiva, muy bien escrito.
Al
libro le pongo dos peros: uno, que al estar ambientado en Etxebarri y Bilbao y
emplear algunas palabras en euskera, puede resultar raro, e incluso incómodo,
para alguien no familiarizado con esos lugares o con el idioma; el otro, que
aparecen bastantes personajes, algunos con nombres extranjeros, lo que puede
llevar a lío al lector y obliga a estar muy atento. Personalmente, en algunos
fragmentos he tenido que releer párrafos o volver algunas páginas atrás para
enterarme de quién era algún personaje que no recordaba.
En
resumen, se trata de un libro muy interesante, de los que enganchan y no se
pueden dejar de leer. Lo mejor de la novela es que nada es lo que parece, hasta
el punto de que el lector puede incluso llegar a sentirse engañado. Pero dudo
que nadie se enfade por eso, ya que las sorpresas son siempre agradables, en el
sentido de que incrementan las ganas de continuar leyendo para saber qué
sucede. En algunos momentos de la historia he pensado “¡venga ya!” o “no puede
ser”. Personalmente creo que no hay nada mejor en un libro de género negro que
sea imprevisible, que desconcierte, que deje al lector con la boca abierta por
algo que no esperaba… Recomendable para cualquiera que le gusten las novelas de
crímenes, policías y mucha intriga.
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